jueves, 10 de junio de 2010

Alma...

El coche nisiquiera frenó. Continuó hacia delante como si mi cuerpo nunca hubiese intervenido en su camino. Apenas me di cuenta de ese breve instante. Sé que estaba cruzando a la otra acera con un amigo cuando algo rojo se acercó a nosotros. De pronto, me encontré en el suelo. El mundo daba vueltas a mi alrededor. Cerré un momento los ojos y no pude volver a abrirlos.

Cuando desperté, no me dolía nada, pero me sentía cansada...tan cansada... El cuerpo me pesaba mucho y apenas podía moverme. El ruido de la ambulancia me hizo volver a la realidad. Oía gritos en mi entorno, pero no era capaz de comprenderlos, ¿qué dirían? Voliví a cerrar los ojos. Los gritos se iban alejando, pero el sonido de la ambulancia era ensordecedor. Sé que alguien me cojía la mano mientras me decía que no pasaba nada, que todo saldría bien...no sé quién era...¿quizás mi amigo? No podía verle la cara, y su voz sonaba tan extraña, tan lejana... Volví a cerrar los ojos...

Oí llorar a mi madre...¿qué pasaba? Abrí de nuevo lo sojos, pero esta vez, me costó más aún ver aquello que me rodeaba. Mi madre... mi padre... mi hermana... y él... que me contemplaba con la mirada turbia, apenas podía ver sus ojos entrelas lagrimas. No tardé en comprender su silencio, ninguno se atrevió a decir nada, pero no hacía falta, y sentí la necesidad de despedirme, de decirles cuánto les amaba... "Papá, lo siento, siento haberte fallado todos éstos años, siento no haber sabido demostrar a tiempo cuánto te he querido... Mamá, siento no heber podido demostrarte que mereció la pena ser madre tan joven, siento no haber sido capaz de hacer que te sintieras orgullosa de tu hija mayor... Hermana, te he querido tanto a pesar de nuestras disputas... Vida, siento cumplir mi palabra tan pronto, y que ahora que nuestras almas por fin vuelven a ser una, tengan que separarse de nuevo. Te buscaré en la proxima vida, y te prometo que cuando te encuentre, no dudaré, un escalofrío será la señal de que te he encontrado. Sé feliz, y disfruta de esos nietos que no podré ver crecer a tu lado... te quiero..." Le abracé fuerte contra mi pecho hasta quedarme sin fuerzas y expirar mi último aliento.

No se por qué, de repente, me sentí liguera, toda la pesadez que sentía, desapareció. Junto a mi, encontré a aquel niño que conocí antaño, me miraba con dulzura, sonriendo, me hizo sentir feliz, pero al mirar ahaci ala cama, me abordó de nuevo la melancolía...¿podré cumplir mi promesa? El muchacho, sin dejar de sonreir, asintió extendiéndo la mano hacia mí. Siempre había pensado que si eso ocurría, desaparecería y no volvería a ver a mis seres queridos, pero me equivoqué, cojí su mano y vi imagenes que me sobresaltaron, encojiéndome el corazon en un puño. Le ví a él...

Se encontraba sentado en un bar, junto a un amigo. No conocía el lugar ni a quien le acompañaba. Me ví a mi, sentada junto a la barra del mismo, sola, mirando el techo, sin cruzar palabra con nadie. El desconocido se aproximó a mí, sé que me dijo algo, pero no fuí capaz de escucharlo...Volví a mirar por última vez a quien amaba por encima de mi vida, respiré profundamente y cerré los ojos... al abrirlos sólo apareció niebla, densa y blanca, como nunca la había visto antes. El joven había desaparecido, y tan sólo me encontraba yo... silencio...oscuridad..."Niña, sal, llegas tarde... Estamos aburridos de esperarte..."